domingo, 16 de septiembre de 2012

LA HISTORIA DE EL LOBO QUE CONMOVIO A ESTADOS UNIDOS



La historia de un joven lobo que ha recorrido miles de kilómetros buscando una pareja ha conmocionado a la opinión pública de Estados Unidos. Especialmente por lo que hubiese podido ser de él en caso de quedarse con el resto de su manada, sobre la que pende una orden de caza tras asaltar una finca y atacar al ganado.

La historia es la siguiente. El pasado febrero, un biólogo que trabajaba para el Servicio de Pesca y Naturaleza del estado de Oregón localizó a un macho joven que cazaba en un cañón. Le disparó un dardo narcótico y, una vez dormido, le implantó un chip subcutáneo, le puso un collar localizador con GPS y le asignó el código con el que se ha hecho famoso: OR-7.

Como todos los lobos adolescentes, al llegar la primavera, OR-7 se separó de su manada y comenzó a buscar una pareja con la que asentarse en algún territorio libre y comenzar su propia manada. De momento, ha recorrido el trayecto entre el noreste de Oregón hasta la frontera de California sin haber encontrado aún ninguna hembra.

Poco después de marcharse, la familia de OR-7 fue puesta bajo orden de caza, ya que en el territorio en el que habitan se produjo un ataque a una finca ganadera. Las organizaciones de defensa de la fauna que han hecho de OR-7 un símbolo han puesto en duda que el ataque lo realizasen lobos, ya que muchos de estos ataques son obra de perros asilvestrados u otras especies. Con ello han conseguido una moratoria de la orden, que sigue pendiente de resolución en los tribunales.


El lobo es una especie bastante difícil para las administraciones. Por una parte, se encuentra en peligro, con números poblacionales muy bajos, y con el peligro añadido de su hibridación con los perros salvajes. Pero, al mismo tiempo, es un animal que despierta fuertes sentimientos en su contra por parte de los ganaderos y pastores, que los acusan de graves pérdidas económicas por sus ataques a sus animales.

Las asociaciones conservacionistas han aprovechado el revuelo mediático de este largo trayecto para poner de manifiesto la situación en la que se encuentra esta especie en su país, situación que comparte con muchos otros lugares del mundo. Como han explicado, muchos de estos individuos son callejones sin salida biológicos, ya que la probabilidad de que encuentren una pareja reproductora y un territorio son muy escasas.

Todavía no se conoce el final de esta historia, y parece que OR-7 podría no estar solo. Según las observaciones de algunos curiosos que han seguido su recorrido, ha aparecido un nuevo juego de huellas que sigue su camino muy de cerca.


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