miércoles, 23 de mayo de 2012

QUE VIENE AL LOBO




A lo largo de la historia se ha creado una mala 
reputación, o más bien el hombre se ha encargado 
de que la figura del lobo esté rodeada de temor 
y de respeto. Es cierto que sus ataques puntuales 
al ganado no han ayudado mucho, pero tampoco 
nuestra cultura y tradición han tratado de cambiar 
esa imagen, sino más bien todo lo contrario. 


«¿A dónde vas Caperucita?, le preguntó el lobo 
con voz ronca». Esta es una de las primeras 
frases del cuento que todo niño ha escuchado 
o leído alguna vez en su vida. Un cuento que 
es parte de nuestra tradición, repleta de alusiones 
a la supuesta perversidad y agresividad del lobo.




Dicen los expertos que todas estas creencias se 
deben a una milenaria pugna entre el lobo y el 
hombre, ya que en el fondo son dos especies 
que compiten por los mismos recursos alimentarios, 
pero esto tampoco termina de ser del todo creíble, 
ya que hay otras culturas donde el lobo juega 
un papel fundamental. Hay que recordar, por 
ejemplo, el mito de Rómulo y Remo, amamantados 
por una loba y a quienes se les atribuye la fundación 
de la ciudad de Roma. También los indios 
norteamericanos ven en el lobo un honorable 
competidor, al que respetan y admiran.


Sea como sea y sea por la razón que sea, lo cierto 
es que al lobo no le ha ido muy bien a lo largo 
de su historia.


 Prueba de ello es que a día de hoy en España 
es una especie vulnerable y en Andalucía está 
prácticamente en peligro de extinción. Sus peores 
enemigos han sido siempre la caza y los cebos 
envenenados y esto ha dado al traste con una 
especie que es parte fundamental de los ecosistemas 
a los que pertenece.


Jaén es una de las pocas provincias andaluzas y 
españolas en la que habitan lobos. Según explica 
el delegado provincial de Medio Ambiente de la 
Junta de Andalucía, José Castro, la población de 
lobos que existe en Jaén está concentrada en la 
Sierra de Andújar, parte de Sierra Morena, donde 
se registra el total del censo de lobos que hay en 
Andalucía.


En total, en Jaén se calcula que la población ronda 
las 15 manadas, lo que se traduce en aproximadamente 
60 lobos. Desde el año 2003, la Junta de Andalucía 
desarrolla un programa específico de protección a 
esta especie.


El programa consiste básicamente en hacer un 
seguimiento a las manadas. Técnicos de la Delegación 
se dedican a realizar esperas auditivas, que no es 
otra cosa que reconocer los aullidos de cada uno 
de los lobos. 


También se hacen entrevistas a los guardabosques, 
a los ganaderos o incluso a los cazadores; en la 
Sierra de Andújar existen puntos fijos de observación, 
se realizan recogidas de excrementos y se hacen 
investigaciones de los ataques a ganado.


Un ataque en 3 años
Aunque lo cierto es que gracias a este programa 
se han reducido tanto los ataques al ganado como, 
en consecuencia, los ataques de los ganaderos a 
los lobos, según los datos que maneja la Delegación, 
en 2008 se contabilizó un ataque a dos cabezas de 
ganado por parte de lobos y este ha sido el único en 
los últimos tres años.
«Por cada cabeza de ganado que un lobo ataca, la 
Junta entrega una ayuda a los ganaderos de entre 
120 y 150 euros», aseguran desde la Junta.




Cierto es que el último ataque conocido a ganado 
en la provincia de Jaén fue en Zocueca, pero en 
este caso se trató de una manada de perros salvajes 
que acabaron con la vida de 30 animales degollados.

Lo malo es que este mismo ganadero ha visto ya 
hasta en cuatro ocasiones morir a sus animales a 
causa de estos perros salvajes.


El trabajo actual por parte de la Administración 
está enfocado a la recuperación de esta especie, 
aunque ello no sea tan fácil. «La mayor dificultad 
es con los cachorros, porque el periodo de cría 
de los lobos coincide con el periodo de más 
movimiento en Sierra Morena, tanto por la 
transhumancia como por la temporada de caza».


La acción del hombre
En general, son muchas las dificultades que se 
presentan dentro del trabajo de conservación y 
recuperación de esta especie. La Asociación para 
la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico enumera 
alguna de estas dificultades. Entre ellas está la 
acción del hombre. Según la asociación, la principal 
causa de mortalidad de los lobos es por este motivo. 


Muchos lobos son abatidos ilegalmente durante 
el ejercicio de la caza. El furtivismo supone al 
menos un 40% de la mortalidad total, pudiendo 
alcanzar hasta el 87% en determinadas zonas 
de España.


La alteración del hábitat es otro de los motivos 
que dificultan su conservación. Desde carreteras 
y autovías hasta instalaciones como los parques 
eólicos, que cambian el paisaje, pueden ser 
perjudiciales para esta especie. 


La tercera cuestión es la de la incompatibilidad 
entre el ganado y los lobos. En este caso, la Asociación 
apuesta por políticas de prevención y de 
compensación a los ganaderos, y lo cierto es 
que el programa que existe en Andalucía está 
basado en estos dos principios.


Diversidad genética
Y por último, también es clave conservar la diversidad 
genética de las poblaciones de lobos, pues determina 
la capacidad de adaptación de la especie a los 
posibles cambios en el medio. 


La muerte de un individuo genera, por sí sola, 
una disminución de la diversidad genética, 
que si es elevada (numerosa mortalidad), 
puede reducir la probabilidad de supervivencia 
de la población, incrementando 
poco a poco el riesgo de extinción.


 Si además existen diferentes barreras físicas 
que impiden un flujo 
continuado de ejemplares, pueden aparecer 
problemas de conectividad y por tanto, de 
aislamiento. 


En poblaciones pequeñas o aisladas, la 
reproducción entre individuos emparentados 
(con una composición genética similar), implica 
que las enfermedades y las deficiencias genéticas 
puedan ser más frecuentes en los descendientes.

















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