Le llamamos educación, pero no lo es. Y si le llamamos instrucción, encontramos que esta ha sido desprovista
de elementos críticos y solo sirve para asegurar el
reino del lobo, o sea, el Sistema.
Los sistemas educativos están fallando en el mundo
Los sistemas educativos están fallando en el mundo
entero con honrosas y escasas excepciones alejadas
de los ámbitos oficialistas.
Con mirar cómo viven y piensan la mayoría de
nuestros jóvenes nos damos cuenta de que han
sido preparados para ser útiles al sistema mediante
una serie de programas de estudio enfocados a ser
productivos y otra serie de aprendizajes conductuales
enfocados a ser sumisos y acríticos con la autoridad
de sus profesores que más adelante será sustituída
por la de los patronos.
Y en el caso de las mujeres, también por la de los
maridos. No se educa, sino que se manipula a los
niños y jóvenes para ser rebaño. Esto produce muchas
clases de frustraciones que con el tiempo se traducen
en bajo rendimiento, absentismo, fobia escolar, apatía,
actitudes de rebeldía puntuales o permanentes ,y
otras pautas de respuesta a la frustración por no
obtener del mundo adulto aquello que correspondería
esperar , lo cual se descarga en la vida familiar y en
el entorno social.
Todo eso es fuente de malestar en las familias y entre los vecinos y compañeros, pero muy rentable a largo plazo para asegurarse el Sistema eso que llama “la gobernabilidad”, que es fundamentalmente el silencio del rebaño.
Al salir de la escuela primaria la mayoría de jóvenes
Al salir de la escuela primaria la mayoría de jóvenes
salen desmotivados para la secundaria y lo que es
peor: para seguir aprendiendo cualquier cosa que
les recuerde las materias escolares. Pocos jóvenes
verán leyendo un libro o un simple periódico que no
sea deportivo o tenga que ver con el sexo.
Hábleles de filosofía o de literatura, y verán que la
respuesta es la misma que si les habla de arte o de
música clásica: ignorancia supina. Hábleles de los
fundamentos ideológicos de los políticos que parecen
estar enfrentados entre sí y verán que sorpresa se llevan.
Hábleles, por el contrario, del último partido de futbol,
de marcas de esto o lo otro, o de juegos de pantalla
y verán en cambio cuántos datos son capaces de
manejar y qué vivencias tan a flor de piel tienen.
Y si les habla de temas relacionados con el sexo o
alguna droga, sus conocimientos sobrepasan a los
de sus padres. ¿Quiénes son los responsables de
esta deformación?¿A quién debemos señalar
especialmente? ¿A los jóvenes que actúan de tal
manera? No, desde luego.
O al menos no tanto como muchos quieren. Hay
que señalar en cambio en otra dirección; hay que
mencionar a los considerados como hombres de bien.
Leyeron correctamente: ¿no son considerados hombres
de bien los políticos que firman los programas educativos
para que las nuevas generaciones piensen como ellos
desean? ¿no son considerados hombres de bien los
señores del clero que enseñan en las aulas los arcanos
de sus fantasías para que las nuevas generaciones
piensen como ellos desean y les sostengan de generación
en generación alimentados con las mismas fantasías?
¿No es considerado hombre de bien el uniformado
que ordena matar a un semejante por razones que el
soldado desconoce mientras que se convierte así en
cómplice de asesinato?
El mundo -observamos- está gobernado por banqueros
El mundo -observamos- está gobernado por banqueros
que roban legalmente, clérigos que distorsionan mentes
legalmente, políticos que mienten y manipulan legalmente, uniformados que mandan bombardear legalmente.
Porque todas esas actuaciones que les definen tienen
a la ley de su parte podemos concluir que aquellos
que suponemos hombres de bien debieran ser tipificados
como delincuentes por una sociedad civilizada, caso
de que esta sociedad existiera.
Pero esta sociedad no existe. Existen minorías de
personas preparadas para estas sociedades; siempre
existieron, pero siempre tienen enfrente al mismo
enemigo: los “hombres de bien” de cada época.
Estos son los enemigos principales del bien real, de
la justicia real, del bienestar real. Son rémoras para
la humanidad, viven a sus expensas, la desvían de
sus necesidades y les crean las que mejor les conviene
a ellos , mismos y desde luego impiden que se lleve
a cabo una verdadera educación que debería ser una
educación integral, holística, crítica, práctica, abierta
a nuevos aprendizajes, motivadora, activa , crítica y
participativa, donde padres y profesores consensuaran
los valores que deberían ser trabajados para asegurar
una educación de calidad, donde junto a la preparación
intelectual necesaria se llevara a cabo la educación
del corazón libre de ideologías castrantes.
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