viernes, 11 de mayo de 2012

EL LOBO HERIDO



Caía la noche es un bosque cansado,
Se transformaba en algo peculiar,

Como las nubes tan grises
Amenazaban con desteñir,
A la luz que la luna quería infringir.

Es casi media noche y los árboles dan su razón.
El cielo estaba tan triste que quiso llorar.

Pero al acechar nada le interesaba,
Solo quería cumplir, 
Con sus instintos de animal.

Escondiéndose en su camuflas
Entre arbustos y sombras le daban lugar,
El esperando sigiloso a su fugaz presa
Espera que ella en su anzuelo vuelva a caer

Como telón de fondo se escucha una fría explosión
La presa excava la fosa de la razón y escapa
Y el lobo cae herido al suelo sin noción.

Ahora se cambian los roles
“ahora El cazador vuelve a ser la presa.”

Pero el no quiere eso hoy,
Corre herido sin un rumbo que seguir
Esta vez llego a mayores…

Corre por debajo de las lágrimas del cielo
como si el fuera parte del paisaje.

Pero su dolor fue más fuerte
el lobo cayó su voz, caído casi sin fuerzas
y aullando ve su sangre derramándose en el suelo 
y comenzó ceder.

Vasto un segundo Para que el cazador 
lo encontrase y como un mal capricho, 
decidio no matarlo,
solo lo encerrarlo en jaulas
y mastrar la bestia en la ciudad

Con la soga atada al cuello,
tirante fue su soborno

Tirando y tirando
sin saber sonde las fuerzas sacar,
el lobo se resistió y con las ultimas gotas de rebeldía
Mirándolo a los ojos, el lobo pregunto…

¿Por que, por que, por que yo?
Ese instante es donde el cazador más le temió
Sin dudar un segundo el cazador gatillo solo después pensó,

Fusilado y sin vida 
preso de sus palabras quedo.
    ya la revolución no iniciara...











PROFECIAS:LOS GUERREROS DEL ARCO IRIS



Llegará el tiempo en que habremos de 
necesitar a “los que preservan las tradiciones, 
las leyendas, los rituales, los mitos y todas 
las viejas costumbres de los pueblos” para que 
ellos nos muestren cómo recuperar la salud, la 
armonía y el respeto a nuestros semejantes. 
Ellos serán la clave para la supervivencia 
de la humanidad, y serán conocidos 
como “Los Guerreros del Arco Iris”.

Estos Guerreros del Arco Iris proporcionarán 
a la gente los principios y reglas para 
hacer una vida acorde con el mundo. Estos 
principios serán los mismos principios que 
seguían los pueblos del pasado. Los 
Guerreros del Arco Iris le enseñarán a la 
gente los viejos hábitos de la unidad, del 
amor y de la comprensión.

Y enseñarán por los cinco rincones de la 
Tierra cómo alcanzar la armonía entre las 
personas. Le enseñarán a la gente cómo orar 
al Gran Espíritu de la misma manera como 
lo hacían los pueblos del pasado, dejando 
que el amor fluya como las hermosas 
corrientes que descienden de las montañas, 
por cauces que las llevan a unirse con el 
océano mismo de la vida.

Y una vez más renacerá la alegría de 
estar en compañía, como también en 
la soledad. Estarán libres de envidias 
mezquinas, y amarán a sus semejantes 
como a sus hermanos, sin importar el color 
de su piel, su raza o su religión. Sentirán 
cómo la felicidad inunda sus corazones 
mientras se vuelven cada uno con el resto de 
la creación. Sus corazones serán puros e 
irradiarán calidez, comprensión y respeto 
por la humanidad, por la naturaleza y 
por el Gran Espíritu.

Y sus hijos nuevamente podrán correr 
libres y disfrutar los tesoros de la 
Naturaleza y de la Madre Tierra, 
libres de venenos y de la destrucción 
generada por el Yo-ne-gi y sus prácticas 
codiciosas.


Los ríos fluirán limpios otra vez, los 
bosques serán abundantes y llenos de 
hermosura, y otra vez habrá aves y 
animales sin número. Nuevamente se 
respetarán los poderes del planeta y de 
los animales, y la conservación de todas 
las cosas bellas se convertirá en 
una forma de vivir.

Los líderes de los pueblos volverán a 
ser elegidos a la vieja usanza… no 
por el grupo político al que pertenezcan, 
ni porque griten más fuerte o presuman 
más, tampoco por un proceso de 
intercambio de insultos o acusaciones 
mutuas; serán elegidos aquellos cuyas 
acciones digan más que sus palabras. Serán 
elegidos como líderes o Jefes aquellos 
que den muestras de su amor, su sabiduría 
y su valor, que hayan sido capaces 
de actuar por el bien de todos. Serán 
elegidos por sus cualidades, no 
por la cantidad de dinero que posean. 

Y al igual que los Jefes devotos y considerados 
de la antigüedad, usarán su amor 
para entender a la gente y para 
asegurarse de que sus niños y jóvenes 
sean educados en el amor, en el trabajo y 
en el conocimiento de su entorno. Les 
mostrarán que los milagros pueden 
hacerse realidad para curar a este 
mundo de todos sus males, devolverle la 
salud y la belleza que antes tuvo.

Las tareas que les esperan a los Guerreros 
del Arco Iris serán muchas y mayúsculas.

Habrá enormes montañas de ignorancia 
que será necesario vencer; se enfrentarán 
contra prejuicios y odio. Tendrán que ser 
dedicados, firmes en su fortaleza y tenaces 
de corazón. Porque en su camino hallarán 
mentes y corazones dispuestos a seguirlos 
en esta senda que le devolverá a la Madre 
Tierra toda su belleza y su plenitud. Ese día 
llegará pronto, ya no está lejos. 

Llegará el día en que nos demos cuenta de que 
todo lo que somos, nuestra existencia 
misma, se la debemos a las gentes que 
han reservado su cultura y su herencia, 
a esas personas que han mantenido con 
vida los rituales, las historias, las leyendas 
y los mitos. Y será gracias a este conocimiento 
que ellos han preservado, como volveremos 
a estar otra vez en armonía con la Naturaleza, 
con la Madre Tierra y con la humanidad 
misma. Y descubriremos que este 
conocimiento es nuestra clave para la 
supervivencia. 

Éstos serán los Guerreros del 
Arco iris, y ésta es la razón que me 
impulsa a proteger la cultura, la 
herencia y los conocimientos de 
mis antepasados.







LOS LAKOTA:SOBRE LA TIERRA Y LA PROPIEDAD

Déjame decirte cómo perdimos la tierra. 
No era nuestra tierra, como si nos perteneciera. 
Era la tierra donde cazábamos o donde 
nuestros ancestros estaban sepultados. Era la 
tierra que el Creador nos había dado. 
Era la tierra donde sucedían nuestras 
historias sagradas. Había lugares sagrados 
en ella. Nuestras [ceremonias se realizaban aquí. 

Conocíamos a los animales. Ellos nos conocían 
a nosotros. Presenciamos el paso de las 
estaciones en esta tierra. Estaba viva, como 
nuestros abuelos. Éramos parte de ella. 
La tierra era parte de nosotros. Nosotros ni 
siquiera sabíamos lo que era ser propietarios 
de la tierra. Es como decir que eres propietario 
de tu abuela. Para nosotros, la tierra estaba viva. 
Mover una piedra significaba cambiarla. 
Matar a un animal era quitarle algo a ella. 
Tenía que haber respeto. 

Nosotros no vimos respeto en esa gente. Ellos 
cortaban los árboles y dejaban a los 
animales en donde les disparaban. Hacían 
ruidos fuertes. Parecían salvajes. Su paso 
era pesado y hacían mucho ruido. Y luego 
esa gente nueva comenzó a pedirnos la tierra. 
Querían darnos dinero por la tierra. Nuestra 
gente no aceptó eso. Entonces esa gente dijo 
que ya no pertenecíamos aquí. Que había un 
jefe en Washington, una ciudad muy lejana, 
y que la tierra era de él, y que él había dicho 
que esa gente podía vivir aquí y nosotros no. 

Pensamos que estaban desquiciados. Esas 
personas cabalgaban por la tierra y colocaban 
una bandera, y luego decían que todo, desde 
donde habían empezado hasta donde ponían 
la bandera, les pertenecía. Eso es como si 
alguien disparara una flecha al cielo y dijera 
que todo el cielo hasta donde llegara la flecha 
le pertenecía. Nosotros pensamos que esa gente 
estaba loca. Ellos hablaban de propiedad. 
Nosotros hablábamos de la tierra. 

Tu gente vino de Europa porque querían 
tener propiedades. Ellos habían trabajado 
para otras personas que les habían quitado 
sus propiedades y las cosas que cultivaban. 
Nunca habían tenido nada porque no tenían 
propiedades. Eso era lo que más deseaban tener. 

Todos ellos pensaban que quien tuviera un 
pedazo de papel diciendo que era dueño 
de la tierra podría controlar todo lo que 
sucediera en ella. La gente vino aquí para 
conseguir propiedades. Nosotros no sabíamos 
esto. Ni siquiera sabíamos lo que significaba. 
Nosotros simplemente le pertenecíamos 
a la tierra. Ellos querían adueñarse de ella. 

Su religión no vino de la tierra. Podían 
llevarla a todos lados con ustedes. Su religión 
estaba en una copa y un pedazo de pan 
que podían llevarse en una caja. Sus sacerdotes 
podían hacer sagrado cualquier lugar. 
Y no podían entender que lo que era 
sagrado para nosotros era el lugar donde 
estábamos, porque ahí era donde sucedían 
las cosas sagradas y donde los espíritus 
nos hablaban. 


Tu gente no sabía nada acerca de lo sagrado 
de la tierra. Ustedes estaban matando a 
todos los animales. El búfalo había desaparecido. 
Las aves habían desaparecido. Ustedes no 
nos permitían cazar. Nos daban mantas y 
whiskey que enloquecía a nuestra gente. Nos 
pusieron en pequeños corrales de tierra que 
eran como pequeñas islas en su gran mar. 

Lo peor es que ustedes ni siquiera nos 
escucharon nunca. Ustedes vinieron a nuestra 
tierra y nos la quitaron, y ni siquiera nos 
escucharon cuando les tratamos de explicar. 
Hicieron promesas y rompieron cada una 
de ellas. Nos mataron sin quitarnos la vida. 
Nos mataron al convertir nuestra tierra en 
pedazos de papel y sacos de harina y mantas, 
diciéndonos que eso era suficiente. Ustedes 
nos quitaron los lugares donde los espíritus 
nos hablaban y nos dieron sacos de harina. 

Para nosotros la tierra estaba viva. Ella 
nos hablaba. Nosotros la llamábamos 
nuestra madre. Si ella estaba enojada con 
nosotros, no nos daba alimentos. Si nosotros 
no compartíamos con los demás, ella nos 
enviaba inviernos duros o plagas de insectos. 

Teníamos que hacer cosas buenas por ella
 y vivir de la manera que ella consideraba 
apropiada. Ella era la madre de todo lo que 
habitaba en ella, así que todos eran nuestros 
hermanos. Los osos, los árboles, las plantas, 
el búfalo. Todos eran nuestros hermanos y 
hermanas. Si no los tratábamos bien, nuestra 
madre se enojaba. Si los tratábamos con 
respeto y honor, ella se sentía orgullosa. 

Para tu gente la tierra no estaba viva. Era 
algo así como un escenario donde podían 
construir cosas y hacer que sucedieran 
cosas. Veían al lodo y los árboles y el agua 
como cosas importantes, pero no como 
hermanos y hermanas. Esas cosas existían 
sólo para ayudar a los humanos a vivir. 

Ustedes tomaron la tierra y la convirtieron 
en propiedades. Ahora nuestra madre está 
en silencio. Pero nosotros aún intentamos 
escuchar su voz.


Sobre Guardar Silencio y Hablar 

Nosotros los indios sabemos del silencio. No le 
tenemos miedo. De hecho, para nosotros 
es más poderoso que las palabras. 

Nuestros ancianos fueron educados en las 
maneras del silencio, y ellos nos transmitieron 
ese conocimiento a nosotros. Observa, 
escucha, y luego actúa, nos decían. Ésa 
es la manera de vivir. 

Observa a los animales para ver cómo cuidan 
a sus crías. Observa a los ancianos para ver 
cómo se comportan. Observa al hombre 
blanco para ver qué quiere. Siempre observa 
primero, con corazón y mente quietos, y 
entonces aprenderás. Cuando hayas observado 
lo suficiente, entonces podrás actuar. 

Con ustedes es lo contrario. Ustedes aprenden 
hablando. Premian a los niños que hablan 
más en la escuela. En sus fiestas todos tratan 
de hablar. En el trabajo siempre están 
teniendo reuniones en las que todos interrumpen 
a todos, y todos hablan cinco, diez o cien 
veces. Y le llaman "resolver un problema". Cuando 
están en una habitación y hay silencio, se 
ponen nerviosos. Tienen que llenar el 
espacio con sonidos. Así que hablan 
impulsivamente, incluso antes de saber 
lo que van a decir. 

A la gente blanca le gusta discutir. Ni siquiera 
permiten que el otro termine una frase. Siempre 
interrumpen. Para los indios esto es muy 
irrespetuoso e incluso muy estúpido. Si tú 
comienzas a hablar, yo no voy a interrumpirte. 
Te escucharé. Quizás deje de escucharte si 
no me gusta lo que estás diciendo. Pero no 
voy a interrumpirte. Cuando termines, 
tomaré mi decisión sobre lo que dijiste, 
pero no te diré si no estoy de acuerdo, a 
menos que sea importante. De lo contrario, 
simplemente me quedaré callado y me 
alejaré. Me has dicho lo que necesito saber. No 
hay nada más que decir. Pero eso no es 
suficiente para la mayoría de la gente blanca. 

La gente debería pensar en sus palabras 
como si fuesen semillas. Deberían plantarlas, 
y luego permitirles crecer en silencio. Nuestros 
ancianos nos enseñaron que la tierra 
siempre nos está hablando, pero que debemos 
guardar silencio para escucharla. 

Existen muchas voces además de las nuestras. 
Muchas voces. 


Sobre las Posesiones 

Poseer cosas es muy importante en la vida 
de la gente blanca. Desde el principio te 
dicen: "Esto es mío, esto es tuyo", "No 
toques eso porque no es tuyo". Te dicen 
que te alejes de las cosas por la posesión, 
y no por respeto. 

En los días de antes, nosotros nunca teníamos 
cerraduras en nuestras puertas. No existía el 
robo, pero si alguien tenía hambre, podía 
entrar a tu casa y tomar comida. ¿Porqué la 
gente no tomaba las cosas? Por respeto. 

Tú rodeas tu patio con rejas y pagas buen 
dinero a quien mida el terreno para ver 
si la reja del vecino está una pulgada 
demasiado cerca de tu casa. No regalas 
nada a menos que recibas algo a cambio. Todo 
es económico. ¡Con razón la gente blanca 
necesita casas tan grandes! No son 
para habitarlas, sino para almacenar 
cosas. 

Nosotros creíamos que todo era un regalo, 
y que un buen hombre o una mujer buena 
compartían esos regalos. La gente buena 
pensaba que debían dar, y no que debían 
recibir. No medíamos a la gente como 
rica o pobre. ¡No sabíamos cómo! Cuando 
los tiempos eran buenos, todos éramos 
ricos. Cuando los tiempos eran malos, 
todos éramos pobres. Medíamos a la 
gente por cómo compartían. 

Las cosas son importantes cuando las 
necesitamos. Si no las necesitamos, no 
son importantes. Nuestros ancestros 
creían que tú eras dueño de algo sólo 
mientras lo necesitaras. Luego se lo pasabas 
a alguien más. En nuestra forma de vida, 
todo tenía su uso y luego regresaba a la 
tierra. Teníamos tazas y platos de madera, 
o cosas hechas de barro. Cabalgábamos 
o caminábamos. Hacíamos cosas de las 
cosas de la tierra. Después, cuando ya no 
las necesitábamos, las quemábamos o las 
dejábamos, y regresaban a la tierra. Ahora 
ya no podemos hacer eso. Ahora las cosas 
ya no regresan a la tierra. 


Sobre Vender lo Sagrado 

Cuando algo es sagrado, no tiene precio. No 
me importa si se trata de un hombre 
blanco hablando sobre el cielo, o un 
indio hablando sobre ceremonias. Si 
puedes comprarlo, entonces no es 
sagrado. Y una vez que empiezas a 
venderlo no importa si tus razones son 
buenas o no. Estás tomando lo que es 
sagrado y volviéndolo ordinario.

Los indios no podemos perder lo que es 
sagrado para nosotros. No nos quedan 
mucho. Lo que tenemos está en nuestros 
corazones y en nuestras ceremonias. Ya no 
tenemos tierra. La vendieron indios falsos 
convertidos en jefes por la gente 
blanca. Nuestros objetos sagrados 
ya no existen. Están coleccionados por 
antropólogos que los ponen en museos. Y 
ahora hay indios que están vendiendo 
nuestras ceremonias para hacer dinero. 

Cuando se terminen, lo único que nos 
quedará será el corazón. Y sin nuestras 
ceremonias, nuestros corazones no 
hablarán. Seremos como el hombre 
blanco que teme pronunciar la 
palabra "Dios" en alto, y va por ahí 
tratando de comprar las ceremonias 
sagradas de otros. Tendremos la 
misma hambre en nuestro corazón, 
y el mismo silencio en nuestros labios.