A lo largo de la historia se ha creado una mala
reputación, o más bien el hombre se ha encargado
de que la figura del lobo esté rodeada de temor
y de respeto. Es cierto que sus ataques puntuales
al ganado no han ayudado mucho, pero tampoco
nuestra cultura y tradición han tratado de cambiar
esa imagen, sino más bien todo lo contrario.
«¿A dónde vas Caperucita?, le preguntó el lobo
con voz ronca». Esta es una de las primeras
frases del cuento que todo niño ha escuchado
o leído alguna vez en su vida. Un cuento que
es parte de nuestra tradición, repleta de alusiones
a la supuesta perversidad y agresividad del lobo.
Dicen los expertos que todas estas creencias se
deben a una milenaria pugna entre el lobo y el
hombre, ya que en el fondo son dos especies
que compiten por los mismos recursos alimentarios,
pero esto tampoco termina de ser del todo creíble,
ya que hay otras culturas donde el lobo juega
un papel fundamental. Hay que recordar, por
ejemplo, el mito de Rómulo y Remo, amamantados
por una loba y a quienes se les atribuye la fundación
de la ciudad de Roma. También los indios
norteamericanos ven en el lobo un honorable
competidor, al que respetan y admiran.
Sea como sea y sea por la razón que sea, lo cierto
es que al lobo no le ha ido muy bien a lo largo
de su historia.
Prueba de ello es que a día de hoy en España
es una especie vulnerable y en Andalucía está
prácticamente en peligro de extinción. Sus peores
enemigos han sido siempre la caza y los cebos
envenenados y esto ha dado al traste con una
especie que es parte fundamental de los ecosistemas
a los que pertenece.
Jaén es una de las pocas provincias andaluzas y
españolas en la que habitan lobos. Según explica
el delegado provincial de Medio Ambiente de la
Junta de Andalucía, José Castro, la población de
lobos que existe en Jaén está concentrada en la
Sierra de Andújar, parte de Sierra Morena, donde
se registra el total del censo de lobos que hay en
Andalucía.
En total, en Jaén se calcula que la población ronda
las 15 manadas, lo que se traduce en aproximadamente
60 lobos. Desde el año 2003, la Junta de Andalucía
desarrolla un programa específico de protección a
esta especie.
El programa consiste básicamente en hacer un
seguimiento a las manadas. Técnicos de la Delegación
se dedican a realizar esperas auditivas, que no es
otra cosa que reconocer los aullidos de cada uno
de los lobos.
También se hacen entrevistas a los guardabosques,
a los ganaderos o incluso a los cazadores; en la
Sierra de Andújar existen puntos fijos de observación,
se realizan recogidas de excrementos y se hacen
investigaciones de los ataques a ganado.
Un ataque en 3 años
Aunque lo cierto es que gracias a este programa
se han reducido tanto los ataques al ganado como,
en consecuencia, los ataques de los ganaderos a
los lobos, según los datos que maneja la Delegación,
en 2008 se contabilizó un ataque a dos cabezas de
ganado por parte de lobos y este ha sido el único en
los últimos tres años.
«Por cada cabeza de ganado que un lobo ataca, la
Junta entrega una ayuda a los ganaderos de entre
120 y 150 euros», aseguran desde la Junta.
Cierto es que el último ataque conocido a ganado
en la provincia de Jaén fue en Zocueca, pero en
este caso se trató de una manada de perros salvajes
que acabaron con la vida de 30 animales degollados.
Lo malo es que este mismo ganadero ha visto ya
hasta en cuatro ocasiones morir a sus animales a
causa de estos perros salvajes.
El trabajo actual por parte de la Administración
está enfocado a la recuperación de esta especie,
aunque ello no sea tan fácil. «La mayor dificultad
es con los cachorros, porque el periodo de cría
de los lobos coincide con el periodo de más
movimiento en Sierra Morena, tanto por la
transhumancia como por la temporada de caza».
La acción del hombre
En general, son muchas las dificultades que se
presentan dentro del trabajo de conservación y
recuperación de esta especie. La Asociación para
la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico enumera
alguna de estas dificultades. Entre ellas está la
acción del hombre. Según la asociación, la principal
causa de mortalidad de los lobos es por este motivo.
Muchos lobos son abatidos ilegalmente durante
el ejercicio de la caza. El furtivismo supone al
menos un 40% de la mortalidad total, pudiendo
alcanzar hasta el 87% en determinadas zonas
de España.
La alteración del hábitat es otro de los motivos
que dificultan su conservación. Desde carreteras
y autovías hasta instalaciones como los parques
eólicos, que cambian el paisaje, pueden ser
perjudiciales para esta especie.
La tercera cuestión es la de la incompatibilidad
entre el ganado y los lobos. En este caso, la Asociación
apuesta por políticas de prevención y de
compensación a los ganaderos, y lo cierto es
que el programa que existe en Andalucía está
basado en estos dos principios.
Diversidad genética
Y por último, también es clave conservar la diversidad
genética de las poblaciones de lobos, pues determina
la capacidad de adaptación de la especie a los
posibles cambios en el medio.
La muerte de un individuo genera, por sí sola,
una disminución de la diversidad genética,
que si es elevada (numerosa mortalidad),
puede reducir la probabilidad de supervivencia
de la población, incrementando
poco a poco el riesgo de extinción.
Si además existen diferentes barreras físicas
que impiden un flujo
continuado de ejemplares, pueden aparecer
problemas de conectividad y por tanto, de
aislamiento.
En poblaciones pequeñas o aisladas, la
reproducción entre individuos emparentados
(con una composición genética similar), implica
que las enfermedades y las deficiencias genéticas
puedan ser más frecuentes en los descendientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario