El lobo marsupial o tilacino (nombre científico
Thylacinus cynocephalus), también conocido
como lobo de Tasmania, tigre de Tasmania y
tilacín, fue un marsupial carnívoro del Holoceno.
Era nativo de Australia y Nueva Guinea y se cree
que se extinguió en el siglo XX. Se trataba del
último miembro viviente de su género (Thylacinus),
viviendo los otros miembros en tiempos prehistóricos
a partir de principios del Mioceno.
El Lobo Marsupial, como muchos animales de su
subclase, era el resultado de la evolución convergente
entre placentarios y marsupiales, los cuales en no
pocas especies tienen sus equivalentes en ambos
grupos: así, el lobo marsupial tenía características
de los placentarios del orden de los carnívoros,
concretamente de los cánidos; de ahí su similitud
con el lobo, el perro y el coyote especialmente en lo
concerniente a su dentadura canina. El Lobo Marsupial
(también llamado en ocasiones Tigre Marsupial)
medía entre 100 y 180 cm. de largo cola incluida
(la cual medía entre 50 y 65 cm.). Medían 60 cm. de
alto y pesaban entre 20 y 30 kg. Las hembras eran
algo más pequeñas que los machos. El pelaje del
lobo marsupial era muy corto, de color
prominentemente pardo-amarillento con varias
franjas negras en su lomo similares a las de una
hiena o un tigre. Una de las características más
sorprendentes de este animal era su potente mandíbula,
inexistente en ningún mamífero actual: podía abrir
su boca hasta los 120 grados. Inusualmente en los
marsupiales (a parte de en las zarigüeyas), el
macho poseía también un marsupio, en la zona escrotal.
El primer encuentro de los europeos con el Lobo
El primer encuentro de los europeos con el Lobo
Marsupial se produjo hacia 1642 en Tasmania,
hábitat en el que siendo su único hogar ya era
escaso. No obstante, hubo que esperar hasta 1808
para que se registrase la primera descripción detallada
del animal (durante los siglos XVII y XVIII solo se
hicieron vagas menciones a su existencia): hay que
decir que el descubrimiento de este animal fue
decisivo para establecer la historia natural y las
características de los mamíferos marsupiales.
En realidad se conoce muy poco de la vida en
En realidad se conoce muy poco de la vida en
libertad y los hábitos del lobo de tasmania, ya que
casi siempre se estudiaron sus ejemplares en
cautividad. Al parecer vivían en bosques de eucalipto
en Australia y ya en Tasmania tendían a los
bosques y las zonas costeras. Se sabe que eran
cazadores crepusculares y nocturnos de enorme
fiereza, en cuya dieta incluían canguros, wallabies
y wombats. Las razones de su desaparición del
continente australiano antes de la llegada de los
europeos se debió tal vez a la cacería por parte
de indígenas y a otros animales carnívoros, dingos
posiblemente. A mediados del siglo XIX, en
Tasmania, único lugar donde vivía el mamífero,
se denunciaron numerosos ataques de lobos
marsupiales a los animales de los granjeros asentados
en la isla. El lobo marsupial se convirtió desde ese
momento en un animal proscrito: en 1830 la Van
Diemen´s Land Company ofrecía recompensas por
la captura de lobos de Tasmania; entre 1880 y
1909 fue el propio gobierno regional de Tasmania
el que ofrecía una libra por un lobo adulto y 10
chelines por cachorro. Durante esos años fueron
oficialmente ejecutados más de 2.000 ejemplares
aunque es muy posible que fueran bastantes más.
A parte de la caza indiscriminada, también contribuyó
a la extinción del lobo marsupial la destrucción
por parte del hombre del hábitat natural del animal,
además de la paulatina escasez de especies de las
que eran predadoras. Hay que señalar que muchas
veces las denuncias de ataques de lobos marsupiales
a gallinas, ovejas u otros animales domésticos eran
muchas veces exageradas.
A finales de los años 20 del siglo XX ya quedaban
poquísimos ejemplares y el lobo marsupial se
encontraba al borde de la extinción. Aunque
hubo desde principios de siglo esfuerzos por
fundar reservas, no se obtuvo éxito. En 1930
fue abatido de un disparo el que se creía último
lobo marsupial en libertad. No obstante, tres años
después se descubre un último lobo marsupial
que fue enviado al Zoo Hobart en Australia, en
el que moriría en 1936 víctima de una negligencia
en sus cuidados: desaparecía así el último lobo
marsupial. Paradójicamente, algo más de un mes
después, el Gobierno de Tasmania declaró al
lobo marsupial como especie protegida.
Desde entonces, a pesar de que sigue habiendo
Desde entonces, a pesar de que sigue habiendo
posibles avistamientos, como por ejemplo el de
que un ejemplar fue matado en 1961, no existe
pruebas fehacientes que certifiquen su actual
existencia, por lo que en 1986, transcurridos los
50 años sin pruebas que exige la comunidad
científica internacional, fue declarado extinto.
Después de los múltiples estudios llevados a
cabo por los científicos, se especuló con la
posibilidad de clonación de un tilacino.
Hasta entonces, se conservaban cientos de
restos óseos conservados en formol, pero esto
no aportaba nada, pues el formol destruye
el ADN), pero fue en 1999 cuando un grupo
de científicos australianos hallaron en un frasco
tejidos de un tigre de Tasmania de 100 años,
conservados en etanol en los fondos del Museo
Victoria de Melbourne. Al poco tiempo, se
consiguió la replicación de la enzima de ese
ADN, pero por motivos desconocidos, el
Gobierno Australiano, que había financiado
el proyecto, dejó de hacerlo y la investigación
se paralizó.
En mayo de 2008 se ha consiguio retomar dicha
En mayo de 2008 se ha consiguio retomar dicha
investigación, consiguiendo satisfactoriamente la
recuperación del ADN de un Tigre de Tasmania.
El proyecto consistía en insertar el gen Col2a1 en
un feto de ratón de 2 semanas parte del material
genético del tilacino, para así poder retomar el
estudio de una especie que ya no existe, cómo
funciona su biología y comprobar sus posibles usos
farmacológicos. La investigación ha sido todo un
exito, puesto que este ADN recuperado controla la
generación y desarrollo de cartílagos y huesos. Así
se demuestra que aún hay esperanza para la
biodiversidad genética de esta especie, tal como
explicaba la investigadora Marilyn Renfree de la
Universidad de Melbourne.
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