Sucede que hay días en que el hombre
puede dominar a la bestia,
al lobo que hay fundido en su propio ser.
Cierta vez, ví al lobo rendirse a mis pies.
logré hacer que le cuelguen sus babas
ante animales indefensos.
Cuando no lograba distinguir
lo complicado de lo simple
lo común de lo irracional
vi muchos domadores como yo...
domando a la fiera que me miraba,
a veces, desde el espejo.
Pero cierta vez ví al lobo
domar al hombre
como si fuese un caballo salvaje
que acaba siendo su fiel compañero.
Es por eso que en las noches
estrelladas pero heladas,
luego de tanto andar
decido volver a mi morada.
Vuelvo a ser un hombre mortal,
frágil y amable
aunque reservado y torpe.
A veces eso me sucede...
gracias a Dios algo me sucede.
Pero a veces los instintos y la astucia
me llevan a trotar entre la niebla,
beber algo en cualquier bar roñoso
y deslizarme tristemente
por las calles en busca de mi alma.
Y no tengo el valor de retornar a mi ajeno hogar
y mirarme en ese maldito espejo,
donde, en ocasiones, la fiera,
amenazante pero frágil al fin,
se burla de mí.
Por eso esta doma es maravillosa...
Hoy es para la bestia,
mañana caerá el hombre rendido a sus pies.
Bella locura,
bella búsqueda...
hombre y lobo
en un mismo camino,
hombre y lobo
domándose a cada momento
uno al otro ,
a pesar de su sino.
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